En 1980, Erik Nijland viajó por primera vez a América Latina como estudiante. Hoy, más de cuarenta años después, el holandés nativo hace tiempo que se siente como en casa. Ha vivido y trabajado en Perú y Bolivia, Guatemala y Honduras, y tiene la nacionalidad holandesa y boliviana. Desde este mes de marzo, trabaja para Mission 21 como especialista en el campo de la soberanía alimentaria.
Nijland acompaña a las organizaciones asociadas, coordina los proyectos y asegura el contacto con Mission 21 en Basilea. Para este artículo, proporciona información a través de una videollamada. Debido a la diferencia horaria, sólo son las 7.30 de la mañana. Sin embargo, parece muy despierto y habla con viveza de su casa en Cochabamba, a 2.650 metros sobre el nivel del mar. Erik Nijland conoce la vida en América Latina tanto como la vida cotidiana en Europa. Sin embargo, sigue siendo curioso: "Incluso con la creciente experiencia, quiero permanecer abierto, escuchar y aprender", dice.
Difícil acceso al agua
Cuando escucha a la gente estos días, oye hablar de muchos problemas. "La situación en América Latina es dramática", afirma. "Perú es uno de los países más afectados por Corona en comparación con el resto del mundo. También es malo en Bolivia". Las dificultades económicas son grandes. Esto agrava las dificultades existentes: "En los Andes, las consecuencias del cambio climático están muy presentes. Un gran problema es el acceso al agua. Cada vez está más seco. Esto es un obstáculo para la agricultura y, por tanto, también para la soberanía alimentaria", afirma Nijland.
Las organizaciones colaboradoras de Mission 21 en Bolivia y Perú apoyan a la población para garantizar una alimentación suficiente. "Por ejemplo, utilizan tecnologías alternativas para construir depósitos de agua", dice Nijland. "Algo así puede provocar cambios decisivos. Esto es especialmente importante para las mujeres agricultoras. Los proyectos capacitan específicamente a las mujeres. Muchos hombres se trasladan a las ciudades en busca de trabajo y las mujeres se quedan solas en el campo con la responsabilidad de la familia y la agricultura". Para él, es muy importante implicarse, y el compromiso de los partidarios de Mission 21 es igual de importante. Todavía queda mucho por hacer, pero como muestra el ejemplo de los depósitos de agua: los pequeños cambios pueden suponer una gran diferencia.